viernes, 29 de septiembre de 2017

Miradas cruzadas - Intervención del Embajador Carlos Játiva


INTRODUCCIÓN DEL EMBAJADOR CARLOS JÁTIVA, SUBSECRETARIO DE AMERICA DEL NORTE Y EUROPA, EN LA VELADA DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO “REGARDS CROISÉS, MIRADAS CRUZADAS”,
DE ROCÍO DURÁN BARBA EN EL CENTRO DE ARTE CONTEMPORÁNEO

QUITO, 6 de septiembre de 2017


Señoras y señores:

Tengo la especial satisfacción de abrir esta velada, que promete ser amena y enriquecedora,  porque a ella concurre una gran amiga, Rocío Durán Barba, junto con prestigiosos pintores y una selecta audiencia. Artista multifacética, Rocío maneja con destreza o, mejor dicho, hace malabares con las palabras y con el pincel, con los que forja su espléndida creación escrita y pictórica. Saludo su reconocido talento, así como la perspectiva internacional de su trayectoria que sigo con interés, como muchos aquí desde hace ya varios años.

Rocío construye su universo artístico de su convivencia entre el Ecuador y Francia, así como del ejercicio de la pintura, la literatura, pero también del periodismo. Autora de más de una treintena de publicaciones de poesía, ensayo y novela, generalmente adornadas de sus pinturas, ha contribuido con más de setecientos artículos de opinión para periódicos y revistas de Latinoamérica y Europa.

En sus trabajos, la imagen visual, el lenguaje poético y la escritura son complementarios, portador cada uno de un mensaje que le es propio y en el que se transluce su identidad, genuinamente ecuatoriana. Evoluciona en un entorno en el que se conjugan armoniosamente lo real y lo imaginario, la percepción y la emoción. En el proceso crea un mundo, conformado por sus experiencias y el amor que profesa por su país de origen y por aquél de su adopción.

Embajadora cultural de la UNESCO, Rocío Durán Barba hace esto y mucho más. Dirige una prestigiosa Fundación epónima que invita a escritores y artistas nacionales a Europa para que allí se puedan apreciar y diseminar las creaciones contemporáneas de la rica y variada cultura ecuatoriana.

Pondero el hecho de la traducción de la mayoría de sus escritos al francés, muchos realizados nada menos que por ese gran hispanista que fue Claude Couffon, y que ha permitido abrirlos a la severa mas elogiosa crítica del mundo francófono, como yo mismo puedo rendir testimonio por los años en los que me cupo el honor de servir a nuestro País en Francia.  

Tuve el gusto de proponer su nombre como la primera mujer ecuatoriana que fue discernida en mayo de 2014 la medalla del Senado de la República francesa, en reconocimiento de su obra literaria, artística y cultural. Se trató de un nuevo galardón de los muchos que ha recibido, como la condecoración de la Academia Bolivariana de América Manuela Sáenz, Libertadora del Libertador, en el Grado Internacional de Primera Clase.

Nada más natural, entonces, que nuestra autora haya concebido esta nueva contribución, bajo el sugestivo título de “Miradas Cruzadas –Regards Croisés- pintores ecuatorianos y poetas franceses”, que se presenta esta noche, tal como se hizo el 2 de diciembre pasado en la renombrada Casa de la América Latina en París.

Este libro resulta de la propuesta de tender un nuevo puente, de unión y entendimiento, entre el Ecuador y Francia. Doce pintores ecuatorianos, la mayoría que nos honra con su presencia esta noche, comparten el lenguaje de su tierra con sus composiciones multicolores, mientras igual número de poetas franceses escribe versos inspirados en el arte pictórico de nuestros compatriotas, vistos a través del prisma de su propia concepción.

El resultado es un ilustrativo encuentro entre dos culturas que ya Rocío promovió con su obra Ecuador, que nació como una respuesta altiva al emblemático libro de Henri Michaux, publicado bajo el mismo título en 1928, para restablecer la realidad de nuestro País, un tanto simplificada en la mirada del escritor belga-francés.

A través de “Miradas Cruzadas”, Rocío nos invita a difundir la alquimia que se desprende de la fusión entre la escritura poética y el arte pictórico, y se inscribe en la corriente más amplia, bicentenaria, de hacer de la cultura el hilo conductor de nuestros vínculos con Francia, que se originaron con la misión geodésica del siglo XVIII.

Su trabajo se enmarca de lleno en el fecundo contexto de estos intercambios que se han nutrido de aportes recíprocos, de modo que entre ambas naciones se ha instaurado, al pasar de los años, un diálogo fértil en las distintas disciplinas de las bellas artes como son la pintura, el teatro, la danza, la música y la literatura.

En este último ámbito, numerosos son los representantes de las letras ecuatorianas, cuya obra ha tenido como fuente de inspiración y muchas veces como escenario de su producción a Francia. Larga es la lista que va de César Dávila Andrade a Jorge Carrera, pasando por Juan Montalvo, Alfredo Gangotena, entre tantos otros, y en la que figuran en la actualidad escritores tan prolíficos como Rocío Durán Barba.

No me extiendo más y les propongo descubrir, juntos, esta maravillosa aventura de los “Regards croisés”, las “Miradas cruzadas”,  de pintores ecuatorianos de renombre y poetas franceses, fundidos en una mágica simbiosis de color y escritura.


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