INTRODUCCIÓN DEL EMBAJADOR CARLOS JÁTIVA, SUBSECRETARIO DE AMERICA DEL
NORTE Y EUROPA, EN LA VELADA DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO “REGARDS CROISÉS,
MIRADAS CRUZADAS”,
DE ROCÍO DURÁN BARBA EN EL CENTRO DE ARTE CONTEMPORÁNEO
QUITO, 6 de septiembre de 2017
Señoras y señores:
Tengo
la especial satisfacción de abrir esta velada, que promete ser amena y
enriquecedora, porque a ella concurre una
gran amiga, Rocío Durán Barba, junto con prestigiosos pintores y una selecta audiencia.
Artista multifacética, Rocío maneja con destreza o, mejor dicho, hace malabares
con las palabras y con el pincel, con los que forja su espléndida creación escrita
y pictórica. Saludo su reconocido talento, así como la perspectiva internacional
de su trayectoria que sigo con interés, como muchos aquí desde hace ya varios años.
Rocío
construye su universo artístico de su convivencia entre el Ecuador y Francia,
así como del ejercicio de la pintura, la literatura, pero también del periodismo.
Autora de más de una treintena de publicaciones de poesía, ensayo y novela, generalmente
adornadas de sus pinturas, ha contribuido con más de setecientos artículos de
opinión para periódicos y revistas de Latinoamérica y Europa.
En
sus trabajos, la imagen visual, el lenguaje poético y la escritura son
complementarios, portador cada uno de un mensaje que le es propio y en el que se
transluce su identidad, genuinamente ecuatoriana. Evoluciona en un entorno en
el que se conjugan armoniosamente lo real y lo imaginario, la percepción y la
emoción. En el proceso crea un mundo, conformado por sus experiencias y el amor
que profesa por su país de origen y por aquél de su adopción.
Embajadora cultural de la UNESCO, Rocío
Durán Barba hace esto y mucho más. Dirige una prestigiosa Fundación epónima que
invita a escritores y artistas nacionales a Europa para que allí se puedan
apreciar y diseminar las creaciones contemporáneas de la rica y variada cultura
ecuatoriana.
Pondero el hecho de la traducción de la
mayoría de sus escritos al francés, muchos realizados nada menos que por ese
gran hispanista que fue Claude Couffon, y que ha permitido abrirlos a la severa
mas elogiosa crítica del mundo francófono, como yo mismo puedo rendir
testimonio por los años en los que me cupo el honor de servir a nuestro País en
Francia.
Tuve el gusto de proponer su nombre
como la primera mujer ecuatoriana que fue discernida en mayo de 2014 la medalla
del Senado de la República francesa, en reconocimiento de su obra literaria,
artística y cultural. Se trató de un nuevo galardón de los muchos que ha
recibido, como la condecoración de la Academia Bolivariana de América Manuela Sáenz,
Libertadora del Libertador, en el
Grado Internacional de Primera Clase.
Nada más natural, entonces, que nuestra
autora haya concebido esta nueva contribución, bajo el sugestivo título de
“Miradas Cruzadas –Regards Croisés- pintores ecuatorianos y poetas franceses”,
que se presenta esta noche, tal como se hizo el 2 de diciembre pasado en la renombrada
Casa de la América Latina en París.
Este libro resulta de la propuesta de
tender un nuevo puente, de unión y entendimiento, entre el Ecuador y Francia.
Doce pintores ecuatorianos, la mayoría que nos honra con su presencia esta
noche, comparten el lenguaje de su tierra con sus composiciones multicolores, mientras
igual número de poetas franceses escribe versos inspirados en el arte pictórico
de nuestros compatriotas, vistos a través del prisma de su propia concepción.
El resultado es un ilustrativo encuentro
entre dos culturas que ya Rocío promovió con su obra Ecuador, que nació como una respuesta altiva al emblemático libro de
Henri Michaux, publicado bajo el mismo título en 1928, para restablecer la
realidad de nuestro País, un tanto simplificada en la mirada del escritor
belga-francés.
A través de “Miradas Cruzadas”, Rocío
nos invita a difundir la alquimia que se desprende de la fusión entre la
escritura poética y el arte pictórico, y se inscribe en la corriente más
amplia, bicentenaria, de hacer de la cultura el hilo conductor de nuestros
vínculos con Francia, que se originaron con la misión geodésica del siglo
XVIII.
Su trabajo se enmarca de lleno
en el fecundo contexto de estos intercambios que se han nutrido de aportes
recíprocos, de modo que entre ambas naciones se ha instaurado, al pasar de los
años, un diálogo fértil en las distintas disciplinas de las bellas artes como son
la pintura, el teatro, la danza, la música y la literatura.
En este último ámbito,
numerosos son los representantes de las letras ecuatorianas, cuya obra ha
tenido como fuente de inspiración y muchas veces como escenario de su
producción a Francia. Larga es la lista que va de César Dávila Andrade a Jorge
Carrera, pasando por Juan Montalvo, Alfredo Gangotena, entre tantos otros, y en
la que figuran en la actualidad escritores tan prolíficos como Rocío Durán
Barba.
No me extiendo
más y les propongo descubrir, juntos, esta maravillosa aventura de los “Regards croisés”, las “Miradas cruzadas”,
de pintores ecuatorianos de renombre y
poetas franceses, fundidos en una mágica simbiosis de color y escritura.
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